Ya casi cumplimos un mes desde que nació Emi :O No puedo creer lo rápido que pasa el tiempo. La vida post parto está llena de altos y bajos tanto física como emocionalmente. Especialmente al principio es un shock de cansancio mientras el cuerpo se ajusta a las nuevas “horas de sueño” y se recupera del nacimiento pero también es cierto que somos criaturas de hábitos y somos capaces de adaptarnos a todo. En este post les cuento sobre lo que he aprendido en esta etapa de adaptación:
- Todos los días son diferentes
Y esto es todo un reto para una persona como yo que vive feliz en sus estructuras y rutinas. Si bien la rutina en la mañana con Emi es bañarla, darle de comer y llevarla al sol por 10 minutos antes de las 9 de la mañana, no puedo controlar la hora a la que se despierta, ni si el sol sale o no ese día. También hay días en los que tengo más ayuda que otros y todo fluye fácilmente, y otros en los que estoy sola, Emi no para de llorar y estoy en media receta de Raw Bars :/
La clave está en tratar de hacer todo dentro de la rutina sin obsesionarse porque algo no salió a tiempo o no pudiste cumplir con parte del itinerario. Vendrá otro día en el que sí la podrás hacer completa 😉
2. Somos increíblemente capaces de adaptarnos
Y es justo y necesario tomando en cuenta el punto anterior. La primera semana con Emi en la casa fue bastante retadora, pasás de dormir al menos 6 horas seguidas todas las noches a despertarte cada hora y media para darle de comer a tu bebé. Para sobrevivir a estas noches lo que hacía era hacer una siesta de 7 a 9 de la noche, a veces se extendía hasta las 10, y esto me ayudaba a cargar baterías. Luego conforme Emi ha ido alargando las horas entre las comidas ya puedo acostarme a las 9 o 10 y solo me levanto a darle de comer 2 veces en la noche.
Es importantísimo aprovechar las horas de sueño de bebé para dormir, o si tenés energía para trabajar, cocinar, ordenar la casa, etc.
3. Cada persona ayuda a su manera
Esta es una lección de aceptación que he estado aprendiendo durante este proceso. Recordemos que estamos en una fase de adaptación, y esto aplica para todas las partes involucradas o sea mamá, papá, bebé, otros hijos, abuelas y abuelos, etc. Al ser una persona que tiene su manera muy definida de hacer las cosas, al principio me costaba entender por qué otras personas no podían hacerlo todo a mi manera. Pero es que a) lo que es importante para mí, no necesariamente lo es para otras personas y b) cada persona tiene sus fortalezas y áreas donde puede contribuir mejor, que no necesariamente son iguales a las mías.
Por eso es importante enfocarte en dar gracias por la ayuda que recibís, sin importar cómo venga. Poco a poco cada miembro de la familia se irá adaptando a esta nueva etapa y todo va a fluir de una mejor manera.
4. Let it go
Habrán momentos en los que no te da tiempo de hacer todo lo que querés hacer, que los platos van a quedar sin lavar, que la cama va a quedar sin hacerse, que no vas a avanzar con el trabajo, etc. Pero todo pasa y a veces lo mejor que podés hacer es ver hacia otro lado. Eventualmente, poco a poco y con ayuda vas a ir haciendo todo lo que querés. He entendido que por ahora la prioridad es cuidarme y sentirme lo mejor posible para cuidar a Emi de la mejor manera.
5. Do whatever works
A veces Emi no para de llorar, está limpia, ya le dí de comer y le saqué cólicos, o sea que todo está bien, solo quiere estar alzada. Sé que “se puede acostumbrar a solo estar alzada”, pero en ese momento la que tiene que resolver soy yo, por lo que decido alzarla y terminar con el problema. Además, tuve una bebé para chinearla, ¿o no?
Queridas mamás, ¿qué otras cosas han aprendido durante esta etapa de adaptación? ¡Cuéntenme en los comentarios!